viernes, 24 de octubre de 2008

HIV y SIDA










El virus y la enfermedad

SIDA es una sigla que denomina al Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida:
síndrome porque es un conjunto de signos y síntomas.
inmunodeficiencia porque produce una disminución de los mecanismos de defensa o sistema inmune.
adquirida porque el paciente no trae esa falla defensiva por sí, sino que es provocada por un agente.

El agente causante del Sida es el VIH: virus de inmunodeficiencia humana (HIV en inglés). Humana, porque el VIH sólo puede vivir en el organismo de las personas y porque su transmisión se produce únicamente de un ser humano a otro. Ningún animal puede infectarse, ni siquiera actuar de vector de transmisión, o sea, transportar pasiva o activamente al microorganismo entre dos humanos.

El origen de la enfermedad es motivo aún de varias teorías. La más aceptada en foros internacionales nos dice que el VIH evolucionó desde un virus similar que existe en ciertos monos. Los primeros casos de que toma noticia la ciencia se describieron a fines de la década del 70, aunque se ha demostrado que ya en la década del 50 existía el VIH en el Africa.

En efecto, una muestra de sangre extraída en el Africa a mediados del siglo pasado, congelada y enviada al CDC (Center for Disease Control) en los Estados Unidos, fue analizada con posterioridad revelando la presencia de VIH. Hoy se piensa que los primeros casos son aún anteriores.

Transmisión, no contagio

En el caso de VIH hablamos de transmisión y no de contagio, ya que el paso del virus de una persona infectada a otra no se da a través el aire, el agua, los alimentos, etc. Si esta infección fuese contagiosa, no podríamos compartir utensilios, y el simple acercamiento a una persona que convive con el virus podría infectarnos, con lo cual el VIH ya se hubiera extendido de una manera incontrolable.

Una enfermedad contagiosa es, por ejemplo, la gripe, ya que por el simple hecho de compartir el espacio aéreo con personas enfermas, el virus que la provoca puede infectarnos. Por lo tanto, científicamente es más correcto decir transmisión y no contagio.

Es importante hacer esta diferenciación ya que:
• el contagio se produce aun cuando querramos evitarlo
• la transmisión del VIH es perfectamente evitable cuando hemos incorporado conductas de prevención

Esto se logra conociendo las vías de transmisión y actuando en consecuencia. En efecto, la simple información sin cambios en las conductas no es suficiente. Mucha gente, aún sabiendo cómo puede pasar el virus de una persona a otra, no se previene.

Las vías de transmisión son solamente tres: la parenteral, la sexual no protegida y la vertical.

Vía parenteral

Es la entrada del virus directamente al torrente sanguíneo. Aunque las transfusiones fueron en los primeros tiempos una vía habitual, hoy se analiza toda la sangre a transfundir.

Para la vía parenteral, la situación de mayor vulnerabilidad se da por compartir jeringas y agujas en el uso de drogas endovenosas. Una pequeña cantidad de virus ingresando directamente al torrente sanguíneo es suficiente para infectar. La población drogadependiente es, por lo tanto, el colectivo que más incidencia presenta ante la infección.

Más improbablemente, el virus puede ingresar por accidentes con elementos cortantes. Hay que dejar claro que el sólo contacto con la sangre de una persona infectada no posibilita la transmisión: debe haber una vía de entrada, ya que la piel es suficiente barrera para el pasaje del virus.

El bajísimo riesgo lo representan heridas abiertas, sangrantes, teniendo en cuenta no obstante que de una herida mana sangre, lo cual impide en gran medida la penetración del VIH hacia el torrente sanguíneo. La sangre infectada necesita ser introducida bajo cierta presión en el torrente de la persona sana, tal como sucede cuando inyectamos.

Así, el gran acento puesto desde el primer momento con respecto al riesgo que representarían los accidentes, es exagerado. De cualquier manera, no es de mala práctica el uso de guantes para manipular heridos o, en su defecto, una simple bolsa de polietileno.

Los trabajadores de la salud son vulnerables por esta vía cuando sufren accidentes laborales. Esto se evita respetando las normas de bioseguridad. También existen terapias profilácticas para casos de infección accidental, que son muy efectivas.

Vía sexual

Es la que se da desde la mujer embarazada seropositiva hacia su bebé. El pasaje del virus puede suceder durante el embarazo, durante el parto o a través de la lactancia. Pero sólo de 30 a 33 de cada 100 niños de madres portadoras nacerán infectados a causa de la transmisión vertical, aun sin tratamientos preventivos.

Actualmente, sencillas terapias en embarazadas portadoras y en el niño durante algunas semanas, bajan la probabilidad de transmisión a un porcentaje cercano a cero. Por lo tanto, es absolutamente necesario que los ginecólogos aconsejen la serología para VIH a las mujeres embarazadas.

Como la transmisión postparto a través de la lactancia materna también es posible, la mamá infectada no debe dar el pecho a su hijo. Si bien en el adulto el tracto oral no es una vía de entrada del VIH, en el caso del bebé sí lo es. Hay dos factores que favorecen su infección. El primero es la inmadurez de las defensas del recién nacido. El otro es la frecuencia con que el virus se pone en contacto con esa vía, ya que el bebé mama varias veces por día. Se ha demostrado que las reiteradas exposiciones al virus aumentan el riesgo de infección. Por lo tanto es aconsejable reemplazar la lactancia por leche suplementaria.

(*) Este artículo fue redactado en base al libro "Sida: el hombre y su virus", del Lic. Pablo Sors. Editorial de Entre Ríos, Argentina, 2001


No hay comentarios: